"Hey Joyce, that was the doctor. He said i was all clear..."
La frase pertenece a la película American Splendor, film estadounidense independiente del año 2003, dedicado retratar la vida de Harvey Pekar (todavía vivo), personificado aquí por Paul Giamantti. Este hombre, negativo como pocos, gris, un fracasado quizás, que distribuye su tiempo entre su trabajo como archivador de historias clínicas en una dependencia de salud y la lectura, comienza en 1976 a publicar una historieta homónima a la película en la que de forma por demás ácida relata su día a día, con los personajes reales que van surcando su vida.
Me han llamado la atención algunas cuestiones del film. En primer lugar ubico un relato que hace Pekar hacia el final de la película, quizás lo recuerden. El hombre cuena cómo cuando solicitó su teléfono allá por los tempranos años 70' encontró que en la guía telefónica, aparte del suyo, aparecía otro Harvey Pekar. Esto le llamó poderosamente la atención pues defiende que se trata de un nombre bastante extraño el suyo. Nunca hubiera esperado encontrar otro Harvey Pekar viviendo en su misma ciudad. Luego de algún tiempo aparece otro más. Ahora eran tres Harveys, toda una revolución de palabras!!! De seguro nuestro personaje principal debe haberse sentido consolado.
Accidentalmente y por equivocación se enteró de la muerte de uno de ellos y pudo saber entonces que el fallecido era el padre del otro Harvey. Este segundo murió seis meses después... El personaje dice, aunque no puedo citar, sobre su sensación de haber tenido algún tipo de conexión con estos otros Harveys, conexión por el nombre, y esto lo conmociona hasta preguntarse angustiado que es esto de las palabras, a que responde un nombre, ¿qué es un nombre?
Segundo punto. La historieta de Pekar es de un estilo muy diferente al que se acostumbraba. No Superman, no Batman. Una historieta real, sobre una persona real que vive su vida real. Y en lo real, al parecer su nombre seguía volviendo allí.
Estas dos cuestiones van de la mano. Sabiendo que estás diluciones no están justificadas igualmente creo que vale la pena exponerlas. Pienso que la historieta, con su lenaje inconcluso, poético, es para ese sujeto algo que anuda, un anclaje de algo que pretendía escaparse o que quizás permanecía desatado desde siempre. Este hombre, tal vez de forma similar a la de que James Joyce, inventa para si un nuevo lenguaje, una nueva forma de historieta, una que le sirve a él, que lo acompaña. No lo hace por dinero, no lo hace por placer. Debería decir que lo hace porque es lo que puede hacer. Este es su delirio funcionando.
En otra escena el sujeto sobre su cama, solo, relata como ha soñado durante toda la noche que alguien dormía junto a él, "como lo que sienten esas personas a las que le han amputado un miembro, que creen que todavía lo tienen". Pero a este buen hombre no le falta una pierna, no le falta una mano o alguno de los dedos. Sin embargo algo ha sido amputado desde muy temprano, algo que no puede nombrar, o que nombra demasiadas veces sin darse cuenta. De forma muy gráfica, quizas sea eso, su nombre se vuelve esencial, la literalidad que puede resultar de un nombre propio al parecer genera en Pekar la angustia de quien a sido desterrado de su propio sustantivo identificador.
Tal vez Harvey Pekar sea la expresión renovada de que muchas veces la psicosis no necesariamente requiere un tratamiento para estabilizarse, tan solo un nombre. Harvey Pekar, el nombre del personaje en la historieta, pudo quizás ser pedido prestado a aquel de carne y hueso que todavía seguramente revisa las guías telefónicas en busca de alguna pista.
La frase del principio la dice Pekar a su esposa Joyce, entonces alguno puede pesquizar la cuestión. Pekar había tenido cáncer por lo que debió realizar un año de quimioterapia. El doctor llamaba para anunciarle que los resultados de los estudios habían dado negativos y estaba curado. En aquél momento y junto a su esposa publicaron una novela en forma de historieta relatando todo el proceso. Esto último fue idea de la mujer.