Solamente porque las hojas se resisten
me doy cuenta que no hay nada detrás,
atragantado como dragón viejo
que siente el fuego pero ya no sabe blasfemar,
como si fuera un “nunca antes”, lapicera en mano,
ausente, casi mirando lo que escribo
y el sol quemándome los párpados,
el viejo detective esperando, la lectura asombrada, abrumada,
o el lector preocupado, arrastrado, seducido, apalabrado,
¿quién soy yo para matarlo justo ahora?
no, no, el descubrimiento de un diamante,
pero sabiendo soportar la búsqueda,
mejor leer mejor de qué me trato
y nada si nada ocurre,
como loco corriendo soledades,
o excitado por los soles que me iluminan,
la sensación de ser mas libre
y de que en cada línea me trasfondo
para encontrar casi nada o siempre lo mismo,
como si algo más se hiciera sensible
o el ritmo se presentase ante mis ojos.
Nada que ver, amigo gallo,
solo trato de dormir un poco,
sabiendo ahora mejor que nunca,
que del otro lado no hay palabras
y que estas borrachas, vanidosas,
no dicen más lo que me destierra;
así... así... de a poco, así...
amigo, estoy ahora si
feliz y solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario