miércoles, 19 de mayo de 2010

Imbecil

Su mejilla se apoya contra la mía y a veces lloramos. Los dos lloramos, los dos nos sostenemos.

A veces ocurre que en el abrazo pareciera solo quedar uno, aunque se escondan dos libertades...


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Algun día, ya viejos y cansados, el término de nuestras vidas será mas que una ilusión o un sueño. Vamos a estar juntos con los ojos llenos de amor y la piel atiborrada de recuerdos.

Y como entonces nunca voy a desear tanto tenerte cerca.

Mis lágrimas se juntarán con las tuyas, mis manos abrazarán tu espalda y lo que quede de respiro se irá en una suave brisa, tan dulce y cálida como nuestro amor.


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Un breve texto

Creé este espacio por razones banales y egoístas, privadas en tanto desconocidas y también ocultas.

Iré publicando en La Letra e Interminables lo que en palabras salga de mis entrañas, también algunos textos viejos y en definitiva lo que me plazca, dejando en el lector la responsabilidad -si la acepta- de tomar o no cada texto para defenestrarlo, hacerlo memorable o simplemente omitirlo.

La banalidad de la publicación espero no me haga lidiar con el reconocimiento, más bien busca la redención en una ética del comentario que posibilite luego -o ya desde antes- un encuentro de dos, que sin mostrarse ningún respeto pueden lanzarse palabras sin el menor miedo a herirse el rostro, el propio por supuesto.

Se trata en definitiva de hacer -y deshacer- con lo poco que tengo al alcance de mi mano.

Salud

Carlos G. Picco